Cuando la sangre llega a los glomérulos de los riñones, una porción del componente plasmático abandona la circulación capilar para ingresar en los nefrones. En su recorrido por los túbulos, ese filtrado retendrá las sustancias de desecho que más tarde se transformará en la orina y hará retornar nuevamente a la sangre los componentes útiles al organismo.
La formación de orina por parte de los riñones consta de cuatro procesos: filtración glomerular, reabsorción tubular, secreción tubular y excreción de la orina.
Filtración glomerular.
En la filtración glomerular, la separación de sustancias no es selectiva ni exclusiva para los desechos metabólicos, debido a que la alta presión glomerular “empuja” tanto las sustancias útiles (glucosa, aminoácidos y otras) como los desechos que tienen un tamaño molecular que les permite atravesar la capa celular del glomérulo.
Este filtrado llega a la cápsula de Bowman y comienza a recorrer los túbulos, mientras que la sangre del glomérulo sigue su recorrido por la arteriola eferente.
Mediante este proceso se forma el ultrafiltrado de plasma sanguíneo, que se produce por el paso de plasma, sin elementos celulares, y carente de proteínas, desde el interior de los capilares glomerulares hacia el espacio de la cápsula de Bowman, donde se filtra el agua, iones, sales, moléculas orgánicas, como glucosa y aminoácidos.
Los glomérulos pueden filtrar 125 ml por minuto. Esto equivale, aproximadamente, a 180 litros de plasma diarios.
Reabsorción tubular:
Las células que forman el epitelio tubular se encargan de recuperar las sustancias útiles que escaparon por filtración glomerular. Esta se produce en todo el sistema tubular, es decir, en los túbulos contorneados proximal y distal, en el asa de Henle y aún en los túbulos colectores. Este proceso se realiza por transporte activo o por difusión simple (transporte pasivo) a favor del gradiente de concentración. En los casos en que las sustancias por reabsorberse sobrepasan la capacidad de reabsorción de los túbulos, son eliminadas por la orina.
Secreción tubular:
Así como las células que forman el epitelio tubular recuperan las sustancias útiles mediante la reabsorción, también se encargan del pasaje de sustancias hacia la luz de los túbulos. La secreción tubular implica también el paso de dichos componentes desde los capilares peritubulares hacia los túbulos. La secreción tubular se realiza tanto por transporte activo como por difusión simple. Las sustancias que se secretan son hidrogeniones (H+), amoníaco (NH3) y amonio (NH4+).
• Pasaje de sustancias en el túbulo contorneado proximal.
En el túbulo contorneado proximal son reabsorbidos a la circulación sanguínea alrededor del 50-60% del agua filtrada, iones de sodio, cloro, calcio, bicarbonato y magnesio, toda la glucosa y la mayoría de los aminoácidos
• pasaje de sustancias en el asa de Henle.
En este sector se recupera alrededor del 20% del agua filtrada y el 25% de los iones de cloro y de sodio filtrados en el glomérulo.
• Pasaje de sustancias en el túbulo contorneado distal.
En esta parte tubular se reabsorbe hasta un 10% del sodio y cloro filtrado que no fueron absorbidos en el túbulo proximal. La absorción de cloro se realiza por difusión simple, mientras que el sodio se reabsorbe con gasto de energía mediante la bomba de sodio y potasio.
• Pasaje de sustancias en el túbulo colector.
Alrededor del 20% del agua filtrada en los glomérulos es reabsorbida en el túbulo contorneado distal y en el túbulo colector por la acción de la hormona antidiurética, encargada de aumentar la permeabilidad al agua en ambas estructuras tubulares.
Excreción de la orina:
Una vez ocurridos los procesos anteriores, el líquido de los túbulos llega al tubo colector, donde aún se puede reabsorber agua. En este lugar el líquido empieza a recibir el nombre de orina.
Los tubos colectores desembocan en los cálices renales, de allí en la pelvis renal, uréteres y vejiga urinaria donde se almacena la orina hasta que se produce el reflejo de orinar, momento en que la orina es expulsada por la uretra hacia el exterior.
Componentes de la orina:
Su composición química puede variar mucho según el tipo de alimentación y la cantidad de orina.
En cada litro de orina, además de agua, hay:
Urea: 24 g.
Cloruro de sodio (sal común): 10 g.
Sulfatos: 3g,
Fosfatos: 2,3 g.
Creatinina: 0,9 g.
Sales de amonio: 0,7 g.
Ácido hipúrico: 0,6 g.
Ácido úrico: 0,5 g.
Otros compuestos: 4 g.
-Los principales elementos anormales que puede hallar un examen químico de orina son proteínas y glucosa.
- La orina se produce habitualmente en una cantidad que oscila entre 1250 y 1500 gramos diarios.
- Habitualmente la orina tiene un color amarillo ámbar. Cuando su cantidad es abundante tiende a ser de color más claro. En cambio, se hace más oscura cuando es escasa, por hallarse en mayor concentración las sustancias eliminadas.
- La orina recién eliminada tiene un olor particular no fétido. Cuando pasa cierto tiempo, toma un olor fuerte, que más tarde se hace amoniacal.
- Normalmente la densidad de la orina varía entre 1015 y 1025. Generalmente la función renal es bastante buena cuando es capaz de segregar una orina concentrada.
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